" La fiebre del oro llega a Bucarest " por Lidia Moise

http://www.presseurop.eu/files/images/article/Rosia-Montana.jpg?1316100288Se dice que todas las casas de los mineros de Rosia Montana escondían un pasadizo que conducía a las minas de oro. Ya no podemos verificar si esta leyenda es cierta porque Romania Gold Corporation las ha comprado todas. Para poder empezar a explotar el oro de Rosia Montana, esta sociedad, compuesta por la canadiense Gabriel Resources y la empresa pública rumana Minivest, únicamente tiene que esperar un certificado medioambiental. La guerra es total. El núcleo duro de quienes se oponen a la reapertura de la mina, cerrada en 2006, sostiene que dicho proyecto borraría del mapa al macizo Cârnic, reduciría a polvo el patrimonio cultural que se remonta a los tiempos en los que los romanos extraían oro en esta región, que también podría verse perjudicada si se emplea tecnología que requiere el uso de cianuro. Por su parte, Gold Corporation mantiene que respetará los yacimientos arqueológicos….

Una batalla entre la civilización industrial y la post-industrial La crisis financiera ha hecho que el precio del oro alcance cifras vertiginosas y los analistas confían en un crecimiento continuo del valor del metal precioso. Asistimos así a una batalla clásica entre la civilización industrial y los representantes de la civilización post-industrial, que se oponen a la explotación salvaje de la naturaleza. La batalla tiene como escenario un territorio marcado por su historia minera, cuyos efectos ecológicos han dejado una herencia difícil de gestionar. El agua de los arroyos cercanos a la mina es roja [debido a la contaminación del cianuro] y parece que un cataclismo ha ocurrido en las colinas abiertas en canal. Durante la “edad de oro” [denominación de la dictadura de Ceaucescu], el régimen comunista no tenía entre sus prioridades reducir la contaminación. La calidad de vida de la gente no contaba.

Por tanto, tienen motivos para estar asustados. Uno de los principales problemas del proyecto de Rosia Montana es que no despierta confianza. El perfil de los accionistas principales de Gabriel Resources [la sociedad matriz de Romania Gold Corporation], que cotiza en la bolsa de Toronto, es el típico: millonarios con un apetito voraz por las especulaciones financieras. Entre ellos, Paulson & Co. y Electrum Strategic Holdings, fondos de inversión especializados en oro. Newmont Mining Corp (Estados Unidos), uno de los principales productores mundiales de oro, cuenta entre sus accionista con el multimillonario George Soros. Rumanía tratada como una república bananera El Estado rumano, a través de la sociedad Minvest, es el mayor accionista de la empresa, con un 19% de las acciones. Pero su participación parece estar infravalorada. Estar sobre una montaña que se calcula que esconde en sus entrañas hasta 300 toneladas de oro debería incitarles a tener una participación más consistente. El contrato de la participación del Estado rumano en el proyecto es secreto, y Rumanía parece haber sido tratada como una república bananera por los sospechosos inversores.

Por otra parte, en otros lugares de Europa, Suecia y Noruega explotan activamente el oro. El Estado sueco ha otorgado concesiones en yacimientos de oro y se limita a ganar dinero con impuestos, tasas y royalties. Sin ningún sobresalto aparente o subyacente. La cuestión se plantea como un asunto que genera beneficios, y la industria minera representa el 0,3% del PIB del país. Que se respeten las normas está sujeto a un estricto control. Aquí, este tipo de cosas funciona peor. Y sigue la fiebre del oro. El proyecto de Rosia Montana promete extraer oro por valor de más de 16.000 millones de dólares [11.500 millones de euros] en 16 años. Pero si se expulsase al inversor canadiense, éste podría exigir que el Estado rumano desembolsase copiosas indemnizaciones. Rosia Montana se arriesga a ser un lugar fantasma, porque el 80% de los edificios ya pertenecen a la Gold Corporation. Los vestigios arqueológicos, situados en enclaves de difícil acceso, no logran atraer a los turistas. No existen muchas oportunidades de empleo para la población local, ni tienen fondos para invertir en turismo. Los escasos albergues de la región están lejos de ser rentables y la aldea únicamente se ha vuelto atractiva por todo este revuelo... ( Fonte: www.presseurop.eu/ Revista 22 Bucarest)

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